Permitido llevarle la contraria al jefe
Hoy en día eso es
falta de carácter, y peor, de competencias y hasta de conocimientos
profesionales.
Un buen empleado
debe asumir el valor de decirle No al jefe si es necesario, así le llamen llevarle
la contraria.
Un buen empleado
requiere la capacidad para criticar y demostrar que su jefe puede estar equivocado
frente a una decisión tomada, o a la solicitud de realizar una tarea que no se
puede o que no es prudente. Eso es ser profesional y para eso e contrata a la
gente, para que evite los errores así sea cuestionando al jefe.
—Si él lo manda,
hay que hacerlo. —es la posición facilista de un empleado mediocre, quien actúa
de esa manera para alimentar el ego de su jefe. Demuestra que la hace falta
carácter, seguridad y hasta autoestima.
Las organizaciones
contratan personas con conocimiento, experticia y competencias que les permita
aportar mejoras al proceso, por lo que es necesario que se estimule el cambio y
por ende se permita que los empleados, sobre todo, los nuevos, los menos
contaminados o acostumbrados a la rutina de la empresa, puedan criticar o al
menos plantearse preguntas acerca de si la forma en que se están haciendo las
cosas es la correcta o hay otras mejores, inclusive, si tiene una idea
proponiéndola, y si considera que lo que observa es nocivo, delicado o
peligroso, evidenciarlo y explicarlo.
La sinceridad
tiene más poder que los aplausos, así esta no caiga bien en un principio.
Decir no estoy de acuerdo,
y objetar los mandatos, no es tarea fácil, más si se está contrariando al jefe
o sus directivos, pero hacerlo es una necesidad y eso denota carácter y
personalidad en el empleado, que con el tiempo cambia la imagen en sus jefes.
Existe el temor a
ser señalado como un empleado grosero o irrespetuoso, pero hay que asumir el
riesgo, más cuando una persona es coherente a sus creencias, principios y
valores, y si tiene una verdad, debe sustentarla y defenderla, por eso hay
maneras de decirle no al jefe.
Si es el empleado
que siempre dice si, sus opiniones son poco significativas para los directivos,
pero si es una persona que cuestiona, aporta y presenta otras alternativas,
siempre será tenido en cuenta y por ende será valorado.
Maneras de decirle
no al jefe:
1- Genere cuestionamientos. Si cree que el jefe está enfocando la estrategia o el proyecto por un camino
no correcto, plantee interrogantes, proponga nuevos escenarios para que sean
analizados y demuestre si es posible con cifras, pruebas o estudios.
2- Hágalo con decencia y cortesía. Una cosa es decir No estoy de acuerdo decentemente,
y otra cosa es hacer sentir mal a la otra persona. Todo con la mayor decencia,
de manera asertiva y correcta.
3- Busque el momento y lugar adecuado. No lo haga en el lugar indebido y menos haciéndolo
sentir mal delante de otras personas. Busque la privacidad o si lo hace en una
reunión de trabajo, aplique el respeto y el tacto.
4- Nunca reste importancia a la intención o idea del jefe. Sea diplomático y dele el valor que merece la
iniciativa e idea de su jefe, y presente su idea como un aporte que agrega o
mejora la suya, no como algo que la elimina. Es cuestión de palabras:
Fantástica la idea del jefe, y si es prudente, me atrevería a agregarle esto y
esto, lo que pongo a su consideración…
5- Sea cauto al dar sus opiniones. Es cuestión de respeto. Usted puede opinar y es su
derecho, pero si usted es formal y pide permiso para proponer, para presentar
una idea y allana de buena forma el camino, así que no lo haga de manera
abrupta o sorpresiva tratando de impresionar asumiendo una posición sobrada.
Las empresas
necesitan hoy de empleados participativos, con visión de cambio y con carácter
para proponer, por lo que es importante que tengan la capacidad de oponerse a
un proyecto no apropiado, a una estrategia indebida, o que puedan refutar ideas
poco impactantes, proponiendo otras que aporten beneficio a la organización en
la que trabajan.
Es necesario dejar
en claro el carácter de lo que estamos hablando y no lo confundamos con
posturas indebidas como:
·
Llevar la
contraria o criticar solo para mostrarse sin tener una razón de peso.
·
Indicar que algo
no nos gusta y no explicar el por qué, y menos sin proponer algo mejor.
·
Hacer la crítica
más por motivaciones personales o rivalidades.
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