La niña inconforme y el espejo.
Una niña no conforme de cómo
era, todos los días se miraba al espejo. Se sentía fea y escuálida, por lo que conversaba
con su propio reflejo para reclamarle por qué motivo no era tan bella como una
reina: —¿Por qué razón soy fea y nada atractiva como otras chicas? — Se
preguntaba.
Todas las mañanas encontraba
un nuevo motivo para quejarse ante el espejo. Un grano más que le había salido
en su cara, el pelo disparejo, la celulitis, las ojeras, y así no tuviera nada,
ella lo encontraba: —Se me está manchando la piel, se me están torciendo los
dientes.
— ¿Por qué Dios mío, no me
hiciste bella? —preguntaba de manera constante cada día.
Cierto día se levantó y para
sorpresa suya, cuando le preguntó al espejo, este le respondió: — ¿Tanto
tiempo que llevas mirando en mí tu reflejo y no has podido apreciar tu belleza?
—le dijo y continuó: —Entra, sin miedo, y te mostraré algo que te niegas a
conocer.
La niña, aunque sorprendida,
se sintió atraída y entró. Se sentía como en un sueño.
Flotaba muy alto por el aire
como si volara. Mirando hacia abajo pudo apreciar una buena cantidad de
personas que pasaban inadvertidas.
El espejo, materializándose
como si fuera una nube volando a su lado, le miró y le dijo:
—Acerquémonos para apreciar lo
que siempre ha estado a tu lado, y que te has negado ver.
Primero llegaron a un grupo de
personas que caminaban guiados por un bastón. —Son los ciegos, —le dijo
a la niña. —Ellos no están preocupados del color de sus ojos, ni de más
belleza. Agradecen a Dios por tener otros sentidos que les ayuda a mantenerse
orientados, sin poder disfrutar de la maravilla de los colores o del contraste
entre la luz y sombra.
Siguieron a otro lugar, donde
había unas personas con impedimentos físicos, algunos sin un brazo o sin una
pierna, otros que, aunque los poseían estaban impedidos. —Estos son los
inválidos, y tampoco se quejan, dan gracias a Dios, por tener al menos la
posibilidad de vivir.
Tuvieron la oportunidad de
pasearse entre varios cuadros de vida de personas con historias propias que
para algunos pueden ser trágicas y tristes, permitiendo que la niña dejara
salir algunas lágrimas.
El espejo se detuvo y le dijo:
— ¿Por qué en vez de estar
criticando la forma o el color de tus ojos, no los usas para observar lo
privilegiada que eres al tenerlos?; valora tu privilegio mientras que hay
personas con limitaciones significativas que aceptan su situación sin estar quejándose.
— ¿Por qué en vez de
criticar tus manos no las usas para ayudar a aquellos que necesitan de alguien que
pueda servirles de apoyo?
— ¿Por qué en vez de criticar lo
que indicas como obesidad no agradeces que tienes suficiente comida, más de la
que necesita tu cuerpo y la misma posibilidad de comer y digerir, mientras que
hay muchos en el mundo que no tienen la posibilidad de acumular un milímetro de
grasa porqué están muriendo de hambre?
—¿En vez de criticarte, por
qué no aprendes a amarte y a agradecer a Dios por todo lo que te dio? pues hay
muchas personas en el mundo que tan solo desearían tener un algo de lo mucho de
feo que tú crees tener.
La niña regreso y aprendió la
lección, —Dejaré de criticarme y empezaré a agradecer, no volveré a
compararme con el que tiene más o algo aparentemente mejor, porque debo
sentirme privilegiada y, aunque no perfecta, hay muchos en el mundo que nada
tienen de lo que tengo Yo.
TALLER.
1-
Discutan los elementos principales de esta lectura y
saquen una conclusión.
2-
¿Qué opinan ustedes de estar comparándose con otros?
3-
¿La belleza del ser esta en su físico o en qué otra
cosa? Discutan sobre esto y resuman una conclusión.
4-
Identifiquen algunas situaciones que son las causantes
para que las personas se sientan mal por su aspecto, y qué se puede hacer para
evitarlo.
Por Tito González S.
Comentarios
Publicar un comentario